
¿Habéis oído la voz del desierto?
Yo la oigo ahora,
rotunda, clara, monstruosa.
Y no sé qué decirle,
ni cómo rebatirla,
ni qué razones oponer
a su poder inconmovible.
Con su voz apaga la mía,
antaño cantarina.
Con su tormenta inunda mis ojos,
otrora luminosos.
Y hasta mi corazón sucumbe
ante su agresiva grandeza.
¿Dónde encontraré
las palabras-oasis
de este desierto de mi alma?