Lo vi allí, erguido, impensable, inesperado; no solo único, sino redoblado, como una garantía, una promesa…

Y por un instante la tormenta ya no importó, porque Él estaba conmigo.
Literatura y otras locuras
Lo vi allí, erguido, impensable, inesperado; no solo único, sino redoblado, como una garantía, una promesa…
Y por un instante la tormenta ya no importó, porque Él estaba conmigo.
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