
Llevo toda mi vida luchando por muchos sueños, y unos han ido cayendo detrás de otros, como las piezas de un dominó. Me ilusionaba con algo, luchaba por ello, fracasaba, y me hundía. Después volvía a ilusionarme. Así toda mi vida.
He fracasado en todo lo que he emprendido. Todo.
Y, sin embargo, aquí estoy. Sigo luchando. Sigo en pie. Más viejo, más dolorido, más llorado, pero sigo en pie.
No soy un loco. Solo soy un hombre. La única diferencia entre los demás y yo, entre aquellos que se rindieron y yo, es que yo no soy capaz de vivir sin ponerme a prueba. Soy consciente de ello. Llegará el fin, y seguiré luchando, hasta el último segundo, aunque sepa que la batalla está perdida.
Perderé. Pero no lo haré sin luchar. Esta es la única corona que reclamo para mí: la de estúpido soñador empedernido, la de fracasado tenaz.