Se acabó, amigos míos.
Ya he dado de baja mi cuenta de Facebook.
Lo he hecho porque he querido.
Ya no estoy en esa red social.
He perdido miles de seguidores, lo sé.
Pero no me importa.
Facebook me molestaba continuamente con sus notificaciones, incluso aunque no sonaran; no me gustan sus políticas de lo que es bueno o malo, de lo que es verdad o falso; me importuna su misma existencia como red social llena de perfiles falsos por todas partes, de gente que solo quiere cotillear, que publica basuras o que te insulta o siente ofendidita por todo. No puedo con eso. Acepto el anonimato de no tener esta red social, a cambio de la paz y la tranquilidad y la paz.
A partir de ahora, mi única red será Instagram. Y puede que desaparezca dentro de poco. Si alguien me busca, estaré aquí, en mi blog, en mi hogar.