Hasta hoy creía que el legado de Lovecraft había llegado a millones de personas de múltiples maneras y había inspirado no solo el terror, sino también la creatividad literaria o audiovisual de muchos creadores, gracias a su gran fuerza de significado y a la impresión de locura y envilecimiento que transmiten muchos de sus personajes y de sus historias.

Hoy me enterado de que, sin embargo, los monstruos que pueblan su mitología existen y actúan entre nosotros, y de que hay grupos, sociedades, órdenes, que los adoran y los llaman benefactores del género humano.
No es una broma.
Existen ambos, los monstruos y sus fieles. O al menos eso dicen quienes componen esas delirantes sectas. Así que hay quienes adoran a Cthulhu y a otros esperpentos geniales del infeliz autor de Providence (véas: Orden Tifoniana). Espero que no tengan razón y Cthulhu no se entere. Si no, no va a tardar ni un segundo en comérselos.
Y después nos comerá a nosotros.
¿Vosotros qué pensáis?
Si existe Cthulhu, ¿por qué no Drácula o el Fantasma de Canterville? Yo ahí lo dejo. Es solo una pregunta tonta. Quizás Aleister Crowley supiera la respuesta, o no la sabía, y por eso fue a buscarla al K2.