《A la mitad de la vida,
según dicen los más sabios,
solo abriré los labios
cuando el alma me lo pida.
Hete aquí que el corazón
tenía, desde anteayer,
ese mismo parecer,
esa misma sensación.
«Quiero salir», me decía.
«Déjame ver a mi luna,
que no hay como ella ninguna»,
con énfasis insistía.
«¿Para qué quieres salir
de este pecho protegido,
si de él una vez salido,
no tendrás donde vivir?»
«Te equivocas», contestó,
«que hay otro pecho hermoso
donde hallaré mi reposo».
Y acabando, se largó .
¿Dónde está mi corazón?
¿Lo tienes tú? ¿Lo viste?
¿Acaso en ti lo escondiste?
¿En tu pecho se encerró?
Si es así, pues así es;
que en esta vida tan triste,
solo tienes lo que diste,
y siendo tuyo, mío es.》