Yo las vi, con estos ojitos que se ha de comer la tierra.
Dos señoras perfectamente capacitadas para caminar, sin otra compañía, cincuenta y pocos cada una, con un cochazo grande de garaje, llegando y aparcando en zona destinada a familias con niños o con ancianos de poca movilidad.
Dejaron el barco, y se fueron a comprar lindamente.
Mientras tanto, una familia humilde con un niño pequeño tenía que llevar su carro de la compra hasta un utilitario barato y polvoriento aparcado cincuenta metros más allá.
Gentuza de peluquería y centro comercial…