Escribí esto en algún momento, pero ahora no creo que merezca mucho la pena para una buena historia. Espero que penséis lo mismo y lo olvidéis pronto.
《Lo que más me gusta de ti
no son tus labios rojos.
Lo más me gusta de ti
no son tus esbeltos pómulos.
Lo que más me gusta de ti
no son tus pestañas infinitas…
ni tus tersas mejillas,
ni tus ojos de fuego,
ni tu barbilla de algodón…
No sueño con tu delgada cintura,
no añoro tu cuello de terciopelo.
No son tus cálidas manos
ni es el olor tu pelo
ni el esplendor de tu cuerpo
lo que me vuelve más loco.
Lo que de verdad me apasiona
de ti, mi princesa alada,
es algo más portentoso,
que no tiene
ninguna otra mujer del mundo:
un alma brillante y pura,
incapaz de mal alguno,
poderosa y libre,
y un corazón melancólico y enamorado
que tiene miedos
y que, sin embargo, lucha,
como una leona por sus cachorros,
incansable e invencible,
mil batallas y una más.
Si yo pudiera tocar esa alma
y abrazar ese corazón,
me cambiaría de casa,
de nombre, de raza y de cara,
si eso fuera necesario
para llegar hasta ellos.
Y olvidaría quién fui
antes de deslumbrarme
con tu belleza interior》.